El informe sobre víctimas mortales de violencia de género en 2020 revela la incidencia de la pandemia: 4 asesinatos en los 99 días de confinamiento frente a los 42 del resto del año

La cifra total de víctimas -46 mujeres y tres menores- es el dato anual más bajo desde 2003 y, además, confirma la tendencia a la baja detectada desde 2011. El asesinato de las madres dejó 29 niños y niñas huérfanos. Sólo 8 de las 46 mujeres víctimas, el 17,4 por ciento, había presentado denuncias previas contra el agresor; cinco de ellas mantenían la convivencia con él. En 2020, las muertes por violencia doméstica en el ámbito de la pareja ascendieron a 7; todas las víctimas fueron hombres y las agresoras, mujeres

Autor
Comunicación Poder Judicial

En 2020, la violencia de género dentro de la pareja se cobró la vida de 46 mujeres y de tres menores de edad, dos varones y una mujer, asesinados por sus padres biológicos. Sólo 8 de las víctimas (17,4 %) había presentado denuncia con anterioridad. En el mismo periodo de tiempo, se registraron siete casos de violencia doméstica íntima en los que 7 hombres fueron asesinados por sus parejas o ex parejas, todas ellas mujeres. En ninguno de esos casos había denuncias previas de la víctima; sí se registraron tres casos (42,9 %) en los que había denuncias presentadas por la mujer, futura agresora, contra la víctima. 

Estos y otros datos están recogidos en el “Informe sobre víctimas mortales de la violencia de género y doméstica en el ámbito de la pareja o ex pareja durante 2020”, hecho público hoy por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial. Un estudio que se elabora a partir de los datos extraídos de los procedimientos judiciales y cuya finalidad es profundizar en el conocimiento de este tipo de violencia a través del análisis de las circunstancias específicas de cada caso, detectar fallos o vacíos del sistema y proponer las reformas necesarias. 

Una mujer asesinada cada 7,9 días 

En 2020, se registraron 46 feminicidios, la cifra más baja de toda la serie histórica. El dato, según el Observatorio, confirma la tendencia a la baja observada desde 2011, con cifras muy alejadas de los valores registrados entre 2003 y 2010. La consolidación y perfeccionamiento de las políticas públicas de protección frente a la violencia de género han contribuido, sin duda, a mantener esta tendencia descendente. En este sentido, el informe señala como factores clave “el aumento de la concesión de medidas de protección, el perfeccionamiento de las herramientas telemáticas, el incremento porcentual de las sentencias condenatorias o la progresiva concreción de las medidas incluidas en el Pacto de Estado”. 

Pese a ello, el Observatorio advierte de que cualquier valoración de los datos correspondientes a 2020 debe realizarse con cautela por las circunstancias anómalas en las que transcurrió la mayor parte del año como consecuencia de la crisis sanitaria. 

De hecho, durante los 99 días que transcurrieron entre el 15 de marzo y el 21 de junio se produjeron 4 asesinatos, la cifra más baja de la serie histórica para un periodo de esa duración. Según coinciden los expertos, ese dato podría estar conectado tanto con la situación de mayor control del agresor respecto a su víctima propiciada por el confinamiento como a la dificultad de acceso del agresor a la víctima en el caso de parejas no convivientes. El levantamiento del estado de alarma y la consiguiente vuelta a la normalidad vinieron acompañadas de un repunte de casos muy significativo con 12 asesinatos en 47 días.  

Los datos muestran que, si en todo 2020 se cometió un asesinato por violencia de género en el ámbito de la pareja o expareja cada 7,9 días, la frecuencia es muy distinta para el periodo de confinamiento -una muerte cada 25 días- que para el resto del año -un asesinato cada 6,3 días-. La media desde 2003 hasta 2020 es de un crimen cada 6,1 días y el promedio interanual de todo el periodo se sitúa en 60,1 casos al año. 

El pasado año también descendió la tasa de feminicidios por cada millón de mujeres de más de 15 años, que en 2020 se situó en 2,24, frente a la tasa de 2,70 registrada en 2019. 

A partir de los datos extraídos de los expedientes judiciales, se puede concluir que la edad media de la víctima ha aumentado hasta los 47,5 años, la más alta de toda la serie histórica. Como en años anteriores, más de la mitad de las víctimas (52,2 %) se sitúan en la franja de edad comprendida entre los 26 y los 45 años, pese a que ese tramo representa sólo a un tercio de la población de mujeres mayores de 15 años.  

Parentesco o relación entre víctimas y agresores 

Ocho de cada diez mujeres asesinadas (36 de las 46 víctimas, 78,3 %) mantenían la convivencia con el agresor en el momento del crimen. En 2019, hubo convivencia en el 65,5 % de los casos. En la serie histórica, entre 2003 y 2020, se dio en 7 de cada diez casos (60,8 %). 

En el 34,8 % de los casos, existía entre la víctima y el agresor un vínculo matrimonial y en el 45,7 % mantenían otro tipo de vínculo afectivo. La relación se mantenía en el momento del crimen en 7 de cada diez casos (71,7 %) y ya estaba rota en uno de cada cinco (19,6 por ciento). 

El número de feminicidios ocurridos en momentos de crisis de la pareja descendió de forma significativa con respecto al año anterior al pasar del 16,1 por ciento al 8,7 por ciento del total.

El 60,9 % de las 46 mujeres asesinadas eran españolas y el 39,1 por ciento, extranjeras, dato que pese a ser más bajo que el registrado en 2019, es superior al promedio de la serie histórica, en el que las víctimas de otras nacionalidades representan el 34,8 por ciento del total. Europa (66,7 %) y América Latina (16,7 %) son las zonas geográficas de procedencia de la mayor parte de las víctimas. 

Menores en situación de orfandad 

La violencia de género dejó huérfanos a 29 menores en 2020. Dieciocho de las asesinadas, el 40 % de todas ellas, tenían hijas o hijos menores de edad. El agresor era el padre biológico del 58 % de los menores que quedaron huérfanos. Los otros 12 nacieron fruto de otras relaciones de las víctimas. 

Si se contabilizan todos los hijos e hijas de las víctimas, independientemente de su edad, la cifra de los que perdieron a sus madres asciende a 68. El 71,7 % de las mujeres asesinadas eran madres, circunstancia que es considerada un factor de riesgo al incrementar la vulnerabilidad de la víctima. 

Un año más, el domicilio, común o de uno de los miembros de la pareja o expareja, es el lugar donde se cometieron el 80 % de los feminicidios, es decir, cuatro de cada cinco asesinatos. El 83 % de las agresiones tuvieron lugar en el interior o en las zonas exteriores del domicilio compartido. 

El método más empleado para cometer los crímenes fue el arma blanca (48,8 %), seguida por los golpes (23,3 %), la asfixia o estrangulamiento (15 %) y el arma de fuego (14 %). El 83 % por ciento de los crímenes cometidos con arma de fuego terminó con el suicidio del agresor; cuando el método empleado fue otro, el porcentaje de suicidios descendió hasta el 19 por ciento. 

Enero y agosto, con el 17,4 %, y el domingo, con el 21,7 %, fueron los meses y el día de la semana que concentraron un mayor número de feminicidios. 

Por localidades, las que sufrieron un mayor impacto de la violencia de género en 2020 fueron las de 5.001 a 10.000 habitantes, con una tasa de muertes de 1,8 por cada millón de habitantes. En términos absolutos, las localidades situadas en los tramos de población de entre 10.001 y 25.000 habitantes y de entre 100.001 y 250.000 habitantes fueron las que concentraron un mayor número de crímenes, con 9 en cada caso. 

Del análisis de la serie histórica de feminicidios se desprende que 557 municipios han registrado al menos un caso entre 2003 y 2020. Las ciudades con más crímenes en todo el periodo son Madrid, con 54; Barcelona, con 26 y Valencia, con 20. 

Perfil del agresor 

El informe elabora también un perfil del autor de los feminicidios a partir de los datos objetivos extraídos de los expedientes judiciales. En 2020, se corresponde con el de un varón con una edad media de 48,4 años, prácticamente idéntica a la edad promedio de hace un año y muy igualada (apenas un año superior) con la de las víctimas. Siete de cada diez agresores (69,6 %) eran españoles y el 30,4 %, extranjeros. Los casos en los que víctima y agresor no compartían nacionalidad ha disminuido notablemente al pasar del 30,4 % de 2019 al 13 % de 2020. 

Cuatro de cada diez agresores (39,1 %) fueron detenidos tras cometer el crimen; en un 23,9 % de los casos se entregaron y una cuarta parte de ellos (26,1 %) se suicidaron, cantidad que supera en 4,5 puntos porcentuales el promedio de la serie histórica 2003-2020, que se situó en el 21,6 por ciento. La edad media de los que decidieron quitarse la vida tras asesinar a la víctima fue de 55,1 años, 6,7 años más alta que la media de la serie histórica. La mitad de ellos (50 %) tenían un vínculo matrimonial con la víctima. 

Denuncias previas 

Ocho de las 46 víctimas mortales de 2020 (17,4 %) había presentado denuncia previa contra su agresor, un promedio inferior al registrado en 2019, año en el que el 21,8 % de las víctimas había denunciado a su pareja o ex pareja con anterioridad al crimen, y también al registrado en 2018, cuando se situó en el 34 por ciento. Cinco de las ocho víctimas que habían presentado denuncia previa mantenían la convivencia con su agresor en el momento del crimen.

El porcentaje de víctimas mortales que presentaron denuncias previas entre los años 2003 y 2020 es irregular y presenta importantes oscilaciones interanuales que van desde el 15,8 % de 2005 hasta el 34,5 % de 2014. 

Las víctimas mortales de 2020 que habían presentado denuncia previa tenían una edad media de 46,1. Ninguna de las víctimas con edades inferiores a 25 años ni las que tenían edades comprendidas entre los 56 y los 65 años presentaron denuncias previas. Por nacionalidad, el porcentaje de víctimas que presentaron denuncia previa es muy similar: 17,9 % en el caso de las españolas y 16,7 % en el caso de víctimas de origen extranjero. 

Sólo en dos de los 46 casos existía una medida de alejamiento en vigor. En uno de ellos, se constató que existía convivencia de forma ocasional pese a la orden de alejamiento. 

En 3 de los 46 casos, la agresión afectó a los hijos e hijas de la mujer asesinada, lo que ocasionó 4 víctimas mortales más, tres de las cuales eran menores de edad. 

Análisis individualizado de los casos con denuncia previa 

Del análisis individualizado de los 8 casos de 2020 con antecedentes judiciales se desprende que las denuncias previas presentadas por las víctimas dieron lugar a un total de 11 procedimientos judiciales ya que tres de ellas habían presentado más de una denuncia por violencia de género contra el agresor. 

El análisis se circunscribe a siete de los ocho casos y a nueve procedimientos, pues el Observatorio no ha tenido acceso al expediente judicial de una de las víctimas. La existencia de antecedentes, ya sea por delitos de violencia de género, doméstica o de otro tipo y no sólo contra la pareja actual sino también contra anteriores parejas, son factores de riesgo que deben ser tenidos en cuenta al realizar los estudios. 

En 3 de los 9 procedimientos analizados, que representan un 33,3 % de los casos, fueron las propias víctimas las que presentaron la denuncia inicial. Dos de cada tres denuncias (71,5 %), se interpusieron ante algún cuerpo policial, ya fuera local, autonómico o de ámbito estatal. 

Los hechos que constituyen el objeto de las denuncias son en su inmensa mayoría (78 %) actos de violencia física que van desde empujones y tirones de pelo hasta todo tipo de golpes e intentos de asfixia. El 11 % de las denuncias fueron por violencia psicológica, siendo las amenazas de muerte, los insultos, desprecios y vejaciones o las amenazas para privar a las víctimas de sus hijos los hechos más frecuentes. En 2020, no hubo casos de violencia sexual. 

En 6 de los 9 procedimientos, se realizó evaluación del riesgo resultando en 2 de los casos un “riesgo medio”; el riego se calificó como “alto” en un caso; “bajo” en otro y “no apreciado” en los dos restantes. 

Medidas de protección 

Sólo en tres de los casos con antecedentes judiciales analizados, la víctima había solicitado medidas de protección, una cifra más baja que la de otros años. La razón se encuentra, en gran medida, en la existencia de procedimientos iniciados sin denuncia de la víctima, por lo que el Observatorio señala la importancia de mejorar su protección en aquellos procedimientos en los que no sea la denunciante. Solo en uno de los casos estudiados se denegaron las medidas de protección solicitadas, lo que indica un elevado porcentaje de aceptación de las mismas. 

En los 6 casos en los que hay constancia de la declaración del acusado ante el juez, la actitud más frecuente (en 4 de ellos) fue la negación de los hechos. En uno de los casos, el agresor minimizó la entidad de los hechos y en otro admitió su autoría. 

Las víctimas ratificaron el contenido de la denuncia sólo en dos de los siete casos en los que existe constancia del trámite de declaración ante el órgano judicial. En los cinco procedimientos restantes, la víctima se acogió a su derecho a no declarar, al amparo del art. 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. 

Cinco de los casos (56 %) concluyeron con auto de sobreseimiento provisional o libre. Los otros cuatro (44 %) finalizaron con auto de apertura de juicio oral, aunque sólo se celebraron tres juicios al producirse el asesinato de la víctima y el suicidio del agresor antes de la fecha fijada para la vista oral en uno de los procedimientos. De las sentencias dictadas, dos fueron condenatorias y una, absolutoria. 

Menores asesinados 

En 2020, tres menores, dos de ellos hermanos, fueron asesinados por sus padres, lo que eleva a 39 la cifra de niños y niñas muertos desde 2013, lo que se traduce en un promedio anual de 4,9 casos. Con el análisis pormenorizado de estos casos, el Observatorio pretende dar visibilidad a un problema terrible y arrojar luz sobre un fenómeno “que resulta imperativo erradicar y que constituye foco de intensa preocupación dada la extrema vulnerabilidad de las víctimas y la inmensa carga de dolor que se deriva de estos hechos tanto para las madres como para el resto de familiares supervivientes”. 

Los menores asesinados, una mujer y dos varones de nacionalidad española, tenían 3, 10 y 17 años de edad y convivían con su agresor en el momento del crimen. En los tres casos, el autor de la muerte era el padre biológico de las víctimas. De los 30 autores de muertes de menores por violencia de género en la serie histórica de 2013 a 2020, 26 (86,6 %) eran padres biológicos de sus víctimas. Las tres muertes fueron causadas por arma blanca y ocurrieron en el domicilio familiar; en los tres casos, también la madre de los menores fue asesinada. En 2020, no hubo denuncias previas, que sí constan en el 23,3 % de los casos ocurridos entre 2013 y 2020. 

Los dos agresores tenían 27 y 52 años de edad, lo que arroja una media de 40,6 años, y eran españoles. Uno de ellos fue detenido y el otro se suicidó tras cometer los crímenes. En la serie histórica, el porcentaje de suicidios del agresor asciende al 50 por ciento, 28 puntos superior al de los autores de feminicidios ocurridos en el mismo intervalo de tiempo (2013-2020). 

Muertes por violencia doméstica íntima 

Durante 2020, se registraron 7 casos de violencia doméstica íntima, es decir, aquella que, excluida la violencia de género (cometida por un hombre sobre una mujer), también se produce en el ámbito de la pareja o ex pareja. Son, por tanto, actos de violencia doméstica íntima los dirigidos por una mujer contra un hombre y los ocurridos en el ámbito de la llamada violencia intragénero. Desde 2009, el promedio anual ha sido de 7,6 casos. 

En los siete casos ocurridos en 2020, la víctima fue un hombre y la agresora, una mujer. Tres de las víctimas (42,9 %) eran de nacionalidad española y 4 (57,1 %), de origen extranjero. Su media de edad se situó en 46 años. 

Cinco de las siete víctimas (71,4 %) convivían con su agresora en el momento de la muerte; en tres de los casos existía o había existido con anterioridad vínculo matrimonial (42,9 %). 

La violencia doméstica íntima dejó a 6 menores en situación de orfandad por el asesinato de sus padres en 2020. Uno de cada tres hombres asesinados (28,6 %) tenía hijos o hijas menores en común con la agresora o de otras relaciones. Si no se tiene en cuenta la edad, los huérfanos ascendieron a 11.    

El arma blanca fue el método utilizado en los siete casos de violencia doméstica íntima de 2020 y el domicilio común o de la víctima, el lugar en el que se produjeron la mayor parte de las muertes (5); los otros dos casos tuvieron lugar en el interior de un vehículo y en un hostal. 

Perfil de las agresoras 

Las agresoras, dos mujeres españolas y cinco de origen extranjero, tenían una edad media de 40,1 años, seis años inferior a la de las víctimas. Sólo una de las agresoras se suicidó. 

En ninguno de los casos de violencia doméstica íntima ocurridos en 2020 se habían registrado denuncias previas de la víctima frente a la agresora. Por el contrario, en tres de ellos habían existido denuncias previas de la mujer y futura agresora contra el varón por violencia de género, lo que podría encuadrar esos casos en contextos de violencia defensiva o de respuesta. 

Datos comparados 

Por último, el informe incluye una comparativa de los casos de violencia de género y de violencia doméstica íntima ocurridos en el ámbito de la pareja y de la ex pareja entre 2009 y 2020. Del estudio se desprende que el total de víctimas mortales ascendió a 758: 665 (87,7 %) eran mujeres que fueron asesinadas por hombres; 80 (10,6 %) eran hombres asesinados por mujeres; 11 víctimas (1,5%) eran hombres que fueron asesinados por otro hombre y 2 víctimas eran mujeres asesinadas por otra mujer. 

El 89,2 por ciento de los agresores era un varón y el 10,8 por ciento, una mujer.