IN MEMORIAM DE JOSÉ RODRIGUEZ JIMENEZ Primer Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha

Autor
Comunicación Poder Judicial
IN MEMORIAM DE JOSÉ RODRIGUEZ JIMENEZ Primer Presidente del Tribunal Superior de Justicia  de Castilla-La Mancha

El pasado día 22 de febrero falleció en la vecina ciudad de Murcia, José Rodríguez Jiménez, a quien siempre habremos de recordar como el Primer Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha y el último de la Audiencia Territorial de Albacete.

Desde su jubilación en el año 1996 se había retirado a vivir en esa Ciudad, a la que personal y familiarmente estuvo tanto tiempo vinculado. Sin merma de su pasión y devoción por Albacete y por Castilla-La Mancha.

El año pasado, le hicimos una compañera y yo una visita, en la que pudimos comprobar su buen estado de salud y excelentes facultades intelectuales.

Hoy me parece justo tributo tener unas palabras de sencillo recuerdo y reconocimiento a un insigne e incansable servidor de la Justicia de esta tierra y un clásico ejemplo de los magníficos Jueces que España ha tenido y tiene, no suficientemente conocidos, porque una de sus virtudes fue siempre la discreción y la sencillez.

D. José nació en Julio de 1926, y según mis noticias, procedía de la familia de un pequeño comerciante (tenían una tienda de ferretería, pinturas y otros varios artículos en Albox). Fue muy buen estudiante y terminó de manera brillante los Estudios de Derecho con Premio Extraordinario en el año 1949, y enseguida la oposición de ingreso en la Escuela Judicial, que aprobó en el año 1951, con 25 años, un verdadero éxito en aquellos tiempos.

En momentos en los que se lanzan propuestas para modificar el sistema de selección de Jueces, algunos no entendemos que se quiera cambiar el actual si - con alguna adaptación- dio y está dando frutos tan extraordinarios. En cuanto asegura la igualdad de oportunidades, que puedan acceder los mejores sin elitismo ninguno ni resabio de diferencias sociales, y da como resultado un Juez muy preparado, profesional e independiente, en buena medida garantía del recto funcionamiento del Estado de Derecho.

La Carrera profesional de D. José fue dilatada, con destinos en Juzgados y Tribunales de Andalucía, Alicante y Murcia, donde estaba destinado como Magistrado en 1980, año en el que fue nombrado Presidente de la Audiencia Provincial de Almería, donde presidió el juicio por el famoso “caso Almería”.

En 1984 accede a la Presidencia de la Audiencia Territorial de Albacete, y cuando se constituyen en el año 1989 los Tribunales Superiores de Justicia pasa a desempeñar la de Castilla-La Mancha hasta su jubilación.

Tuve la suerte de poderle tutear pues detecté desde bien pronto que contaba con su simpatía, pero la mayoría le trataban como D. José. Le conocí en 1985 al venir destinado a Hellín, donde nada más tomar posesión D. José realizó una difícil y exigente inspección en unos momentos difíciles para el funcionamiento del Juzgado, que hube de encauzar con mano firme.

En lo profesional era un hombre serio, riguroso, muy meticuloso, y laborioso; su prosa cuidada brillaba en su ampulosidad, en sus discursos y sentencias.

Como Presidente imponía un respeto casi reverencial. Eso sí, cuando le tratabas en las distancias cortas transmitía la sensación de un caballero venerable y paternal. Exigente pero siempre comprensivo, era extremadamente cortés.En una época en la que en la Justicia éramos muchos menos, el trato cotidiano era un hábito del que guardo una memoria grata, dando lugar a un sano ambiente de cordialidad entre todos, a una especie de familia más amplia en la que el Presidente venía a ser el cabeza.

Era costumbre cuando llegué a la Territorial visitar al Presidente en su casa y así lo hice, como también le invité a él y a Dª Isabel, su mujer, a nuestra modesta casa que alquilamos en la Calle José Isbert, acudiendo a pasar una tarde que nos hicieron muy grata, iniciándonos a Mª Angeles y a mí en el trato familiar de la Justicia de aquel entonces en Albacete.

Nunca ha sido fácil la situación de la Justicia en España. Pese a su importancia institucional y la transcendencia de los valores de imperio y supremacía de la Ley a los que sirve, su postración y abandono ha venido siendo una constante histórica que también se sufría en la etapa en que D. José asumió las responsabilidades del gobierno judicial en la antigua Audiencia Territorial y luego en el Tribunal Superior de Justicia. Y él vivió también sus penurias y escaseces con gran paciencia y sentido de la abnegación, que era lo que se nos transmite y exige como deber inexcusable a los Jueces.

Recuerdo sus desvelos de los que en algún momento me hizo partícipe para conseguir medios y mejoras siempre exiguos, y sus trabajos y austeridad. Solo al hacerme cargo de las responsabilidades del gobierno de la Justicia vine a comprender realmente el sentido de los actos y decisiones de mis predecesores. Hoy entiendo y respeto a D. José en mayor medida que entonces lo hacía, y pongo en valor el gran legado de su labor en años tan complicados, todos los son y los suyos lo fueron, y la gran entereza, entrega y abnegación de D. José Rodríguez Jiménez, la cantidad de kilómetros que tuvo que recorrer junto al bueno de Gaspar en coches de media gama por carreteras tan tortuosas como las de aquella época, visitando Juzgados en condiciones precarias, con muchos problemas, y tratando de hacer frente a las múltiples necesidades sin plantillas ni medios apenas, y casi sin Jueces porque entonces había innumerables vacantes. Una labor que ahora se me antoja hercúlea y digna de admiración, de la que hay que destacar, tras poner broche brillante a una venerable Audiencia Territorial, el mérito de la puesta en marcha de la institución que hoy me honro en presidir, que en el fondo es sucesora en la moderna Justicia de unos nobles ideales que se iniciaron en la Constitución de Cádiz de 1812 y que tras muchos avatares, Revoluciones, guerras y dictaduras, concluyeron en el pacto de convivencia de la nación española de 1978 con un texto constitucional que alumbró un Poder Judicial que hoy tiene un papel protagonista en el Estado de Derecho, sustentado en unos valores y principios que debemos esforzarnos en preservar al servicio de la ciudadanía española.

Unos valores que en el momento de iniciar su andadura este Tribunal el 23 de mayo de 1989, invocaba D. José en su discurso el día de su constitución, ansioso de plasmarlos y fomentarlos, al asegurar que ello nos “convoca a una obra colectiva, por demás atractiva, capaz de provocar entusiasmo, ilusión y sacrificios, porque va en ella la vitalidad y fundamento del Estado que garantiza nuestra convivencia, derechos y libertades”.

Por eso hoy rindo un sentido homenaje y recuerdo al admirado D. José Rodríguez Jiménez, que sin ser albaceteño ni manchego pasó por Albacete y por nuestra tierra haciendo el bien como Juez y Presidente, sirviendo y queriendo a sus gentes sencillas y honradas.

Ojalá los tiempos que nos aguardan nos permitan perseverar en ejemplos como los que él ha ofrecido y continuar sirviendo a esos nobles ideales.

Y no se malbarate ese gran marco de convivencia en España.

Vicente Rouco Rodríguez, Presidente del Tribunal Superior de Justicia de
Castilla-La Mancha