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El autor material del ataque, que se confundió de víctima, también ha sido condenado a la misma pena. El joven atacado, al que arrojaron un vaso con ácido sulfúrico, perdió la visión de un ojo y parte de la del otro
La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a 12 años de prisión a la mujer que encargó a un conocido que lanzara ácido a la cara a un hombre, del que tenía celos ya que había sido pareja y seguía siendo amigo de una mujer de la que ella estaba enamorada.
La Sala la considera inductora de un delito de lesiones causantes de inutilidad de miembro principal. La sentencia también condena a 12 años de prisión al autor material de los hechos, que confundió al objetivo del encargo y lanzó ácido a la cara a un joven que no tenía nada que ver con la inductora, al que dejó ciego.
Los otros dos condenados, cómplices de los hechos, han sido penados con cinco y cuatro años y medio de prisión. Además, los cuatro sentenciados deberán indemnizar con más de 380.000 euros a la víctima.
Los hechos sucedieron en 2014 cuando la mujer le contó al responsable del gimnasio clandestino al que acudía en Silla, que un hombre la había violado y que quería contratar a alguien para que le agrediera físicamente y le “jodiera la vida”.
Según el relato de hechos probados, la condenada no había sido violada, sino que sentía celos del hombre porque éste había sido pareja de una chica, con la que seguía manteniendo contacto, de la que la promotora de la agresión estaba enamorada.
El amigo del gimnasio aceptó participar en la agresión, para lo que buscó dos cómplices. La inductora le pagó 2.000 euros por el trabajo, le facilitó una foto de la víctima y le contó que lo podían encontrar en un pub de Valencia. Los tres condenados fueron hasta la zona indicada por la mujer y localizaron a tres jóvenes en una terraza, uno de los cuales tenía un parecido físico con la foto facilitada por la inductora.
El autor de los hechos le lanzó a la cara un vaso lleno de ácido sulfúrico al confundir al joven con la persona que debía ser su objetivo. La víctima perdió la visión total del ojo izquierdo y parcial del derecho. Además, sufrió quemaduras de tercer grado en la cara y el cuello, y problemas psicológicos, entre otras lesiones.