Resumen: El progenitor manifiesta, apenas un año después de firmar un convenio regulador en el que aceptaba una custodia mono parental materna, su deseo de asumir con plenitud sus deberes como padre. Ha trasladado su domicilio y trabajo, tiene disponibilidad laboral horaria, un nuevo hijo con otra pareja, y cuenta con la ayuda de esta y de la abuela para atenderlo. Ahora bien, queda en el aire si este tiene las habilidades necesarias para el ejercicio compartido de las funciones parentales. La corresponsabilidad parental exige una implicación positiva, un cierto grado de compromiso, respeto, preparación, habilidades, fluidez de las comunicaciones, flexibilidad, y vinculación con el menor. Y esta prueba se echa de menos. Se desconocen la vinculación y apego con su padre, y las habilidades de este para el ejercicio de la parentalidad, si existe conflictividad en la relación y buena comunicación, además de un proyecto educativo común. En abstracto podría ser aceptable el cambio reclamado pero en concreto no hay elementos de juicio para aceptar la modificación.